La
gestión de las grandes emergencias y catástrofes vive desde hace algunos años
un cambio de paradigma que afecta al modelo relacional entre los diferentes actores
que intervienen y en especial a como se estructura la toma de decisiones
críticas.
Estos
cambios ya se han producido en muchos ámbitos de la sociedad, algunos muy relacionados
con la seguridad, y en general en los entornos profesionales más dinámicos. En estos
casos el modelo organizativo jerárquico, en el que lo más importante es quien
manda, ha dado paso a nuevos modelos en los que se potencian las aportaciones de
los diferentes integrantes de la organización en el proceso de toma de
decisiones. Estos nuevos modelos organizativos no suponen la pérdida de una
estructura de mando, que se mantiene necesaria dado que la toma de decisiones siempre
debe estar asignada a figuras concretas de la organización, pero sí que dicha toma de decisión revierta de forma más efectiva a toda
la organización ya que al haber formado parte del proceso la asume con más
facilidad y puede llegar a interiorizarla.
El
modelo clásico de gestión de emergencias, herencia de los orígenes militares del sistema, se centra en la identificación del
mando táctico al que se supeditan el resto de organizaciones actuantes creando así
una estructura jerárquica rígida en la que las aportaciones al proceso de resolución
no tienen una vía definida. En estos modelos la gestión de la crisis es un
concepto inexistente y la coordinación un verbo irreflexivo asimilado al mando
jerárquico de manera que las organizaciones, a excepción de la situada en el
vértice de la cadena de mando, difícilmente se sienten integradas en el sistema
de emergencias y protección civil. Precisamente, son los diferentes servicios
públicos de protección civil los que más están impulsando y aportando para el necesario cambio de este modelo clásico. No en vano el concepto protección civil, acuñado en el IV Convención
de Ginebra de 1949 tras la II Guerra Mundial, pretendía de forma clara
diferenciar la gestión de emergencias civil de la militar.
Así, de forma
progresiva el modelo de gestión de emergencias está cambiando para incorporar formas
cooperativas en las que las organizaciones puedan aportar en cada momento los
elementos de valor que favorezcan una resolución más eficaz y eficiente de las
emergencias y sobretodo minimizar los daños a la población y maximizar la
atención que reciben. Estas aportaciones no se limitan a las organizaciones y
servicios públicos, sino que también se extienden al sector privado, en
especial a las actividades consideradas de riesgo, a las vulnerables y a los
servicios básicos necesarios para la población. Asimismo, las formas cooperativas ponen de relevancia las obligaciones de cada
organización y sitúan el foco en integrar estas responsabilidades por encima de
someterlas a criterio de una de las partes, sin que ello suponga la pérdida
de una autoridad máxima que deba asumir la toma de decisiones en cada caso.
En
términos generales, el camino emprendido pretende garantizar que en cada paso
de la resolución de una gran emergencia y sobretodo en cada decisión crítica
tomada por la autoridad de protección civil competente, se hayan tenido en
cuenta todos los factores críticos para evitar un error en la gestión y una
desprotección de la población expuesta al riesgo. Estos cambios suponen
inevitablemente que el croquis de la
estructura de emergencias esté perdiendo verticalidad en favor de la
horizontalidad, al ganar aportaciones en la base de la pirámide que a su
vez dan más estabilidad al sistema de protección civil. Se trata sin duda de la transición del concepto coordinar al concepto coordinarse. En este nuevo
escenario relacional, el papel de los servicios
públicos de protección civil es esencial actuando como facilitador de las
relaciones entre las organizaciones y
también actuando de enlace entre el ámbito público y el privado, todo ello
en medio de una emergencia y por tanto en un contexto de estrés en la toma de
decisiones que no favorece dicha interlocución.
Será esta función de gestor de
emergencias la que vaya tomando forma y finalmente consolide a los servicios
públicos de protección civil como los directores de orquesta de las emergencias.