lunes, 2 de mayo de 2016

A VUELTAS CON EL EXCESO DE INFORMACIÓN EN EMERGENCIAS

Hace un par de semanas publicabaun post reflexionando sobre la posibilidad de que un exceso de información en materia de riesgo graves y emergencias produjese un efecto de inseguridad en los ciudadanos. El argumento era el siguiente: cuando la información de riesgos graves y emergencias es excesiva y no se enfoca a las medidas de autoprotección el ciudadano se desvincula de su corresponsabilidad en materia de su propia seguridad.
Al hilo de este post podemos leer algunas reflexiones sobre la necesidad de una buena gestión de la información de emergencias, como las publicadas en el blog de Cecilia Marambio que comparto plenamente.

Quiero insistir sobre este aspecto, ya que me parece esencial en el diseño de unas buenas políticas públicas de seguridad.


Sensibilización en emergencias vs información corporativa

Uno de los principales factores que contribuye al exceso de información en materia de riesgos graves y emergencias es un gran volumen de información corporativa de los servicios públicos de emergencias ya que en no pocas ocasiones esta información acaba eclipsando la realmente crítica en emergencias, es decir, la de las medidas de autoprotección.

En esta cuestión los medios de comunicación juegan un papel crucial y no siempre lo hacen a favor de la sensibilización del ciudadano en su corresponsabilidad en su seguridad, ya que en general tiene más cobertura y difusión imágenes y datos de una actuación operativa que las propias medidas de autoprotección a aplicar por el ciudadano en cada caso. Asi, en ocasiones se da relevancia (cobertura periodística) a emergencias de menor efecto potencial sobre la población (menor riesgo) pero más espectaculares, con lo que indirectamente se contribuye a distorsionar la percepción objetiva de los riesgos por parte del ciudadano. A la vez, un exceso de esta información operativa puede generar en la sociedad la falsa creencia de que los servicios públicos de emergencia son suficientes para garantizar nuestra seguridad en toda situación, y que nuestra implicación como ciudadanos aplicando el principio de prevención es secundaria. No nos faltarían ejemplos para citar (en nevadas, en inundaciones, en incendios forestales, ..). 

Cierto es que estos datos (sobretodo los audiovisuales) también son de gran ayuda para transmitir los daños potenciales de los riesgos graves a los que nos exponemos. Asimismo, los servicios públicos de emergencia deben difundir su actividad operativa porque hacerlo forma parte de la estrategia de sensibilización del ciudadano puesto que “culturizarlo” respecto el papel de los servicios públicos de emergencia y de su carta de servicios puede ayudar a evitar daños. Por ejemplo, no todo el mundo es consciente de los tiempos de llegada de bomberos a un incendio de vivienda y puede poner en riesgo su vida innecesariamente intentando salir de su vivienda a través del humo o del fuego en vez de esperar unos minutos a su llegada para la extinción y salvamento si procede. 
Sin embargo, por los motivos ya citados, es necesario diferenciar la actuación de los gabinetes de prensa de los servicios públicos de emergencia de la información de las medidas de autoprotección que se emite des del ámbito competencial de protección civil, integrando la información de las actuaciones operativas en la estrategia general de difusión de las medidas de autoprotección del ciudadano y su corresponsabilidad en situaciones de riesgo grave y emergencia. 


Simulacros con y para la población

Una de las estrategias más importantes a desarrollar por parte de los servicios de protección civil para sensibilizar a la población son su implicación en los simulacros. Sin embargo, a menudo los simulacros organizados por protección civil no se enfocan a la implicación activa de los ciudadanos (o ni tan solo cuentan con su participación) y se focalizan exclusivamente en la práctica de las actuaciones operativas (que no deja de ser uno de los objetivos de los simulacros pero que puede practicarse al margen en ejercicios tácticos contextualizados) y en los aspectos de coordinación operativa y general.
Sin embargo, hay países donde los simulacros tienen como objetivo principal la práctica de las medidas de autoprotección por parte de los ciudadanos. Uno de los ejemplos a seguir es el macro simulacro sísmico el gran shakeout que anualmente organizan autoridades e instituciones estadounidenses (concretamente la FEMA y el USGS). En el año 2015 el registro web de participación alcanzó casi los 44 millones de ciudadanos, mayoritariamente estadounidenses, sobretodo de las estados más expuestos al riesgo sísmico, destacando que casi el 70% de los participantes eran centros educativos, que practicaron como protegerse en caso de terremoto.
Cartel de medidas de autoprotección del macro simulacro sísmico anual Shakeout de FEMA.
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En relación tanto a simulacros como a la información corporativa de los servicios públicos de emergencia, existe una casuística habitual que son las jornadas, ferias, exhibiciones, ..., de emergencias y protección civil. En ellas se exponen numerosos recursos de los servicios públicos y voluntariado de emergencias e incluso se realizan algunos ejercicios prácticos de exhibición con la asistencia de un gran volumen de ciudadanos en muchos casos. Sin embargo, y a pesar de un contexto altamente propicio, en pocas ocasiones se aprovecha para la sensibilización al ciudadano y sobretodo a los menores, desaprovechando una oportunidad estratégica para los objetivos de la protección civil. 


El reto de protección civil

Tal y como proponía en el anterior post, el reto de los servicios de protección civil de las diferentes administraciones públicas es conseguir que la información de riesgos graves y emergencias sea atractiva al ciudadano, traduciendo los datos e informaciones técnicas en mensajes que lleguen de forma fácil y efectiva a la población potencialmente expuesta a los diferentes riesgos graves. Infografías, vídeos y todo tipo de material audiovisual es uno de los principales recursos con que contamos. Existen ejemplos que han tenido gran repercusión y difusión como por ejemplo los consejos del Instituto Geográfico Nacional IGN frente a terremotos.
Consejos ante terremotos del Instituto Geográfico Nacional IGN

También, en el antes citado post del blog de Cecilia Marambio encontramos la reflexión de como enfocar los consejos de autoprotección hacia la protección de nuestros hijos puede ser una estrategia para hacer llegar al ciudadano estas medidas de forma más efectiva (además de la necesaria y pendiente educación escolar en la materia). 
En cualquier caso, deben explorarse los mecanismos que favorezcan dicha penetración del mensaje en el tejido social. Periodistas y sociólogos juegan aquí un papel crucial y necesario para ayudar a los servicios de protección civil.


Implicación del ciudadano en el diseño de la estrategia

Finalmente, una herramienta muy potente pero poco utilizada es la implicación de los propios ciudadanos en el diseño de las campañas de sensibilización. Esto es especialmente interesante en el caso de los colectivos más vulnerables: menores, gente mayor, dependientes y los sectores sociales más excluidos (como por ejemplo la inmigración de países pobres o culturalmente muy alejados de nuestra cartera de servicios públicos). Un proceso de abajo a arriba en el que el ciudadano nos manifieste cuales son sus necesidades frente al conocimiento de la autoprotección y como cree y/o quiere que se cubran facilitará el proceso de sensibilización. No deja de ser un ejemplo de gobernanza, uno de esos “palabros” que ya todos utilizamos pero que en pocas ocasiones aplicamos.

Tenemos trabajo por delante. Vamos a abordarlo entre todos para hacerlo posible.

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