lunes, 26 de octubre de 2015

GANANDO HORIZONTALIDAD EN LA GESTIÓN DE LAS EMERGENCIAS.

La gestión de las grandes emergencias y catástrofes vive desde hace algunos años un cambio de paradigma que afecta al modelo relacional entre los diferentes actores que intervienen y en especial a como se estructura la toma de decisiones críticas.
Estos cambios ya se han producido en muchos ámbitos de la sociedad, algunos muy relacionados con la seguridad, y en general en los entornos profesionales más dinámicos. En estos casos el modelo organizativo jerárquico, en el que lo más importante es quien manda, ha dado paso a nuevos modelos en los que se potencian las aportaciones de los diferentes integrantes de la organización en el proceso de toma de decisiones. Estos nuevos modelos organizativos no suponen la pérdida de una estructura de mando, que se mantiene necesaria dado que la toma de decisiones siempre debe estar asignada a figuras concretas de la organización, pero sí que dicha toma de decisión revierta de forma más efectiva a toda la organización ya que al haber formado parte del proceso la asume con más facilidad y puede llegar a interiorizarla.

El modelo clásico de gestión de emergencias, herencia de los orígenes militares del sistema, se centra en la identificación del mando táctico al que se supeditan el resto de organizaciones actuantes creando así una estructura jerárquica rígida en la que las aportaciones al proceso de resolución no tienen una vía definida. En estos modelos la gestión de la crisis es un concepto inexistente y la coordinación un verbo irreflexivo asimilado al mando jerárquico de manera que las organizaciones, a excepción de la situada en el vértice de la cadena de mando, difícilmente se sienten integradas en el sistema de emergencias y protección civil. Precisamente, son los diferentes servicios públicos de protección civil los que más están impulsando y aportando para el necesario cambio de este modelo clásico. No en vano el concepto protección civil, acuñado en el IV Convención de Ginebra de 1949 tras la II Guerra Mundial, pretendía de forma clara diferenciar la gestión de emergencias civil de la militar. 
Así, de forma progresiva el modelo de gestión de emergencias está cambiando para incorporar formas cooperativas en las que las organizaciones puedan aportar en cada momento los elementos de valor que favorezcan una resolución más eficaz y eficiente de las emergencias y sobretodo minimizar los daños a la población y maximizar la atención que reciben. Estas aportaciones no se limitan a las organizaciones y servicios públicos, sino que también se extienden al sector privado, en especial a las actividades consideradas de riesgo, a las vulnerables y a los servicios básicos necesarios para la población. Asimismo, las formas cooperativas ponen de relevancia las obligaciones de cada organización y sitúan el foco en integrar estas responsabilidades por encima de someterlas a criterio de una de las partes, sin que ello suponga la pérdida de una autoridad máxima que deba asumir la toma de decisiones en cada caso. 

En términos generales, el camino emprendido pretende garantizar que en cada paso de la resolución de una gran emergencia y sobretodo en cada decisión crítica tomada por la autoridad de protección civil competente, se hayan tenido en cuenta todos los factores críticos para evitar un error en la gestión y una desprotección de la población expuesta al riesgo. Estos cambios suponen inevitablemente que el croquis de la estructura de emergencias esté perdiendo verticalidad en favor de la horizontalidad, al ganar aportaciones en la base de la pirámide que a su vez dan más estabilidad al sistema de protección civil. Se trata sin duda de la transición del concepto coordinar al concepto coordinarse. En este nuevo escenario relacional, el papel de los servicios públicos de protección civil es esencial actuando como facilitador de las relaciones entre las organizaciones y también actuando de enlace entre el ámbito público y el privado, todo ello en medio de una emergencia y por tanto en un contexto de estrés en la toma de decisiones que no favorece dicha interlocución. 
Será esta función de gestor de emergencias la que vaya tomando forma y finalmente consolide a los servicios públicos de protección civil como los directores de orquesta de las emergencias.

6 comentarios:

  1. Esta es mi primera publicación y estreno de este blog. Espero que os resulte de interés y vuestros comentarios, en especial los críticos (constructivos a ser posible) para generar debate.

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  2. Porsupuesto, si le interesa comparer con el sistema frances. A su disposicion
    @laurent.alfonso

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  3. Moltes felicitats per la iniciativa Sergio!

    Per suposat que resulta bàsic que els gestors de protecció civil de l'àmbit públic i privat parlin el mateix idioma. És lògic que sigui el sector públic el que "dictamini les normes", però sempre amb l'empatia que ha d'existir a l'hora d'haver de "generalitzar" la normativa per tothom igual, quan les característiques i riscos de cada empresa, fins i tot sent del mateix sector, poden contenir matisos diferents que suposin un gestió totalment contraria a l'altra.

    Aquest fet suposa que el que es bó per la gestió d'uns, pot ser un handicap pels altres.

    Tot un repte pel legislador de protecció civil públic.

    Moltes gràcies per compartir la teva experiència i coneixements i endavant amb la iniciativa Sergio!

    Ferran Anguera.

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  4. Gràcies Ferran per les aportacions.
    El campo de la interacción público - privada en emergencias y en general de como abordar las particularidades de las empresas de interés para protección civil, merece una profunda reflexión.

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  5. Molt bona i compartida reflexió, ànims i endavant!

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